el poeta depuesto
poesía y escritos sobre poesía desde la patagonia
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viernes, 19 de octubre de 2018
Hugo Padeletti: ¿cómo se lee un poema?
Pido perdón por estas tres hojitas que voy a leer. Sé que la expresión improvisada es más vívida, aunque menos exacta, pero en estos siete años de alejamiento de los claustros universitarios he olvidado casi todo lo que aprendí y me cuesta extraer como de un pozo lo poco que sé. El tiempo elástico de la escritura me ayuda a lograrlo. No voy a hacer por lo tanto una exposición doctoral de cómo debe leerse un poema. Eso, como dije, ha quedado atrás. Actualmente me considero sólo un poeta. Además, he hecho ejercicios de origen budista para vaciar mi mente del exceso de conceptos, para tenerla disponible para lo que se presente en el momento.
Ustedes conocerán probablemente la anécdota del erudito occidental que fue a visitar a un sabio budista para preguntarle por el sentido del budismo. Mientras el monje preparaba el té, el erudito se explayaba en la exposición de sus innumerables conocimientos. Cuando el té estuvo listo, el monje pidió al occidental que acercara su taza y fue vertiendo el té hasta que éste desbordó de la taza, llenó el platillo y amenazaba con chorrear sobre el suelo. ¿Qué pasa?, preguntó el erudito, ¿no ve usted que la taza está desbordando? Así está su mente, contestó el sabio, ¿cómo podría entrar en ella el sentido del budismo? No sólo el sentido del budismo requiere una mente vacia —0 vaciada sino también el sentido de un poema.
martes, 19 de junio de 2018
Macky Corbalán: un homenaje
Texto hablado en la biblioteca popular Kique Sánchez Vera, del barrio Canal V de Neuquén, el sábado 16 de junio de 2018. (Al final, está el enlace de la presentación de "Como mil flores", en La Conrado Cultural, el 10 de julio de 2008, que se publica por gentileza de Carmen Capdevila)
por Gerardo Burton
No hay nada de casualidad en que hoy sábado estemos en un homenaje a Macky Corbalán cuando en la semana que pasó se logró una de las mayores reivindicaciones por las que ella trabajó en su vida. No hay nada de casualidad que sea hoy, en esta tarde de junio cuando el otoño está por finalizar, cuando estamos a poco del día de su cumpleaños, que volvamos a nuestro corazón a esta mujer que peleó siempre por los derechos de los excluidos, de las invisibilizadas de la historia, de todos los seres vivos con una expansión hacia el mundo inorgánico. Que es una forma de defender el universo de la depredación a que lo sometemos.
por Gerardo Burton
No hay nada de casualidad en que hoy sábado estemos en un homenaje a Macky Corbalán cuando en la semana que pasó se logró una de las mayores reivindicaciones por las que ella trabajó en su vida. No hay nada de casualidad que sea hoy, en esta tarde de junio cuando el otoño está por finalizar, cuando estamos a poco del día de su cumpleaños, que volvamos a nuestro corazón a esta mujer que peleó siempre por los derechos de los excluidos, de las invisibilizadas de la historia, de todos los seres vivos con una expansión hacia el mundo inorgánico. Que es una forma de defender el universo de la depredación a que lo sometemos.
viernes, 27 de abril de 2018
La pauta que conecta
Texto leído en las Conversaciones de Otoño, desarrolladas entre el 19 y el 22 de abril en la ciudad de General Roca-Fisque Menuco, de Río Negro, organizadas por Silvia Butvilofsky y Chelo Candia. En esta ocasión el homenaje fue a Macky Corbalán, con una exposición de artistas plásticas.
Gerardo Burton
geburt@gmail.com
Hay algo que puede explicar por qué un homenaje a Macky Corbalán comienza con una muestra artística. Por qué estas mujeres están aquí, con un arte aparentemente diverso de la poesía de Macky Corbalán, como si no hubiera correspondencias, como si los vasos comunicantes estuviesen obturados. Recuerdo en estos días que Gregory Bateson, lingüista entre otras actividades, hablaba en su libro Espíritu y naturaleza de hallar “la pauta que conecta” las cosas, los objetos, los seres vivientes.
Gerardo Burton
geburt@gmail.com
Hay algo que puede explicar por qué un homenaje a Macky Corbalán comienza con una muestra artística. Por qué estas mujeres están aquí, con un arte aparentemente diverso de la poesía de Macky Corbalán, como si no hubiera correspondencias, como si los vasos comunicantes estuviesen obturados. Recuerdo en estos días que Gregory Bateson, lingüista entre otras actividades, hablaba en su libro Espíritu y naturaleza de hallar “la pauta que conecta” las cosas, los objetos, los seres vivientes.
jueves, 26 de abril de 2018
Las chifladuras de los poetas
Texto leído en la presentación de los libros "Shibólet", de Diego Roel y "Lamen", de Hernán Lasque, en la sala Alicia Fernández Rego de Neuquén, el 25 de abril de 2018. Estas palabras son por el poemario de Roel
Gerardo Burton
geburt@gmail.com
SANTUARIO
Piedra a piedra,
avanzamos.
Con una migaja de luz
hicimos nuestra casa.
La hicimos con sangre y arena, la hicimos con ceniza.
Con los resabios del sueño
forjamos la imagen del destino.
La forjamos con sal y viento, la forjamos con ceniza.
Con lo que dejó la tormenta
cercamos el muro del abismo.
Lo cercamos con polvo de huesos, lo cercamos con ceniza.
Un poema breve para empezar, porque luego seguramente habrá otras lecturas, pero éste sirve como ejemplo. Shibólet parece un poemario compuesto para la oralidad, para guardar en la memoria el golpe de los versos, sus acentos. Hay una apropiación del versículo bíblico, con repeticiones que se despliegan en forma espiralada, aumentando la carga de sentido con cada vuelta, a medida que la curva se aleja del centro. Los versos se repiten, como en letanía, como la marejada que golpea las playas hasta producir la ruptura que expandirá la costa, en este caso la mente, el conocimiento, la escucha de Dios.
Gerardo Burton
geburt@gmail.com
SANTUARIO
Piedra a piedra,
avanzamos.
Con una migaja de luz
hicimos nuestra casa.
La hicimos con sangre y arena, la hicimos con ceniza.
Con los resabios del sueño
forjamos la imagen del destino.
La forjamos con sal y viento, la forjamos con ceniza.
Con lo que dejó la tormenta
cercamos el muro del abismo.
Lo cercamos con polvo de huesos, lo cercamos con ceniza.
miércoles, 21 de marzo de 2018
Por la memoria. Mujeres contra dictaduras
MUJERES CONTRA DICTADURAS
Una selección de
catorce poetas argentinas de diferentes épocas pone en cuestión los poderes que
se establecen en contra de los intereses de los pueblos, sean éstos en
dictaduras o en simulacros de democracia. Se trata de un homenaje desde la
poesía a las luchas populares en ocasión de un nuevo aniversario del golpe
cívico-militar de 1976
Un afiche que recoge catorce poemas de mujeres argentinas
plantadas contra los poderes institucionales de las dictaduras, los regímenes
de facto y los simulacros de democracia que encubre el neoliberalismo, servirá
para homenajear las luchas populares en la Argentina en ocasión de un nuevo
aniversario del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976.
La selección incluye un poema inédito de la neuquina Irma
Cuña (1932-2004), que vivió años exiliada. La idea de realizar una muestra de
poetas mujeres surgió a raíz de la gran movilización del 8 de marzo pasado y
fue luego de la lectura de un texto de la cordobesa Glauce Baldovin (1928-1995)
que fue perseguida por su militancia en el PRT a comienzos de los años setenta.
Tras el golpe de marzo de 1976, fuerzas del ejército secuestraron a uno de sus
hijos.
Seis de las poetas figuran en las listas de desaparecidos y
sus poemas fueron recopilados en el libro Palabra viva, una publicación que en
2005 hizo la Sociedad de Escritores y Escritoras de la Argentina, SEA, y que
presentó el entonces presidente Néstor Kirchner. Una de ellas es Lucina
Álvarez, cuyo hermano Omar vive actualmente en Centenario y es autor de una
novela, Perros en invierno, que relata su historia. Hay poemas que fueron
escritos en distintos años a partir de mediados de los años sesenta, cuando en
la Argentina se vivió un largo período de dictaduras y democracias débiles y
tuteladas por los poderes militar y económico del país.
El objetivo es señalar cómo la poesía enfrenta a los poderes
y demostrar una geografía de voces amplia, sin fronteras interprovinciales ni
generacionales y con un sólido planteo que identifica la lucha con la estética
y la poesía con la política, pese al vaciamiento que intenten desde los
sillones del prestigio cultural y mediático.
El afiche se distribuirá este fin de semana en la vigilia
previa al sábado 24 de marzo y en algunos actos recordatorios en la Patagonia.
También está disponible en esta página o en el sitio www.vaconfirma.com.ar
La
poesía sale de su oscuro rincón
me
enfrenta
me
mira desde sus ojos sin párpados
y
me exige testimonio sobre el hambre
la
persecución
el
crimen.
Me
conmina.
Me
sentencia.
Y
antes de esfumarse otra vez
deja
en mis manos un afilado puñal de
punta
perfecta.
Glauce
Baldovin (Río Cuarto, 1928-Córdoba, 1995)
Entre
alegres asesinos pasa la vida;
entre
espinas romas y derrumbamiento.
Ni
alma ni cuerpo: sólo minas holladas,
moribundas
eternas, como rosas.
El
vacío tiende al vacío y así llaman amor
a
la atracción ciega de lo igual por lo igual
sin
comprender que es muerte,
nada
más que muerte y despojo.
Y
en tanto que en la sangre, en sus cisternas,
algo
se ha liberado de los hilos
|
y
libre se desliza a la nada,
otros
cierran puertas, corren pasadores,
rebuscan
en sus sueños
hasta
encontrar desnuda a la locura,
sospechan
del ave y de los ojos de los ratones,
muerden
libros como cuerpos, a tambor,
a
campana batiente, para mejor dormir
entre
algodones sucios y pajaritas.
Susana
Thénon (Buenos Aires, 1935-1991)
Universidades
tomadas
y
derecha peronista
vivía
en una pensión
y
mi padre me dio una tarjeta:
un
diputado influyente, de mi parte,
un
gordo con los bigotes perfumados
ligeramente
hacia arriba,
me
sopesó de perfil. No me habló
de
oficina o de hacer, no me preguntó
le
enfrenté los ojos, el juego
al
descubierto
en
un agua violenta, un alerta
de
pez, sin parpadeos.
Entre
la dureza y la ingenuidad
-la
repetida encerrona
de
esos dos extremos-
no
descubrí
muchos
matices. Oscilación
que
aún me aísla provinciana
en
la desventaja.
Alicia
Genovese
(Lomas
de Zamora, 1953)
…
descuélgase la luna
el general vencedor firma
-Sólo
unas cartas, Manuel.
Abraza la llanura
directo al
corazón.
Un bramido...
desplómase
despacito...
-¿qué
ha hecho, don Juan?
… tiempos de
muerte ufana
al aire
de
cara al sol
Fusilamiento
Navarro,
13-12-1828/1982
Susana
Poujol (Necochea, 1950-Buenos Aires, 2009)
Los nombro a sabiendas
Los nombro a sabiendas
Haroldo
Conti,
Paco
Urondo,
Juan
Gelman, sobreviviente.
El
silencio es tan denso
Que
un levísimo respiro
Lo
hendiría como un cuchillo.
En
vilo
Oscilamos
apenas
-animalitos
abiertos a lo invisible.
No
hemos olvidado
Ni
olvidaremos,
Aunque
nuestros corazones miren el desierto
-en
un horizonte de cuarzo reseco por el viento-
y
vean las caravanas interminables de los desaparecidos.
Estamos
plantando retoños
Y
los cuidamos del exceso del sol
Y
el exceso de la esperanza.
Siempre
queda el mar
Para
aprender del espejismo
El
eterno retorno
De
los bienamados
Irma
Cuña (Neuquén, 1932-2004)
Poema
sin título
Hace
meses que los aguardo
a
la sombra de una piedra.
Fija
la vista en el horizonte,
atento
el oído,
tenso
el cuerpo, la espada lista.
Y
no llegan.
¿En
qué lugar de este mar
de
arena y sol
se
han perdido?
¿Dónde
están?
¿Dónde
están mis molinos de viento?
Alcira
Fidalgo Pizarro (S. Salvador de Jujuy, 1949-Desaparecida 1977)
La
Perla
Cúmulo
de noches atormentadas.
Paredes
cerradas donde
la
memoria martilla su sentencia.
Allí
morabas, en ruinas,
abandonada.
Sé
porque
la
lluvia busca tu lápida,
limpia
tus flores y tu nombre.
Niní
Bernardello
(Cosquín,
Córdoba, 1940. Vive en Río Grande, Tierra del Fuego)
Cuentas
rotas
bebamos,
bajo
el sol,
sobre
nuestros errores,
bebamos
el sueño de un amor,
que
pasará con la vida,
que
morirá con la muerte,
que
mirará la gran llanura,
esperando,
esperando,
la
redención de los hombres
Agustina
María Muñiz Paz (Buenos Aires, 1949-Desaparecida, 1976)
Un favor a la poesía
Un favor a la poesía
Poetas,
cantores
deshollinadores
de la vieja memoria
rumiadores
celestes de palabras
caballeros
andantes de la melancolía
buceadores
de la magia
filatelistas
de la ceniza
Lamas
de los papelitos
amigos
míos
no
vayamos a olvidarnos de la luz
que
no está allá arriba ni tan lejos
sino
aquí
por
estos lados.
Lucina
Álvarez
(Buenos
Aires, 1945-Desaparecida, 1976)
Ven,
abandona esta madrugada
tus
huecos y la soledad
donde
encalló el egoísmo
y
te fue devorando imperdonable.
Verás
entonces que era sólo mística
tu
ceguera
que
eran sombras en el alma
y
que es posible alcanzar juntos el alba
para
hacernos día.
Alicia
Raquel Burdisso
(Santa
Fe, 1952-Desaparecida 1977)
Lugar
A
la mañana paso
cerca
de un sitio rodeado de muros
altos
grises tristes sucios
de
carteles, de vote lista azul
un
día miro adentro
es
una villa miseria.
Gente
más
gente.
Vestida
de tela barata
desnuda
de felicidad.
Una
chica me ofrece limones
“cien
la docena, compremé”.
Tiene
trece años, más o menos
mi
edad.
Un
almacén ruinoso,
con
ratas, con suciedad
con
microbios funestos.
Es
un sitio rodeado de muros
sucios
de crímenes humanos
que
son sólo los nuestros.
Franca
Jarach (Buenos Aires, 1957-Desaparecida, 1976)
Poema
con brujos
Y
por eso me voy de este lugar de brujos,
de
gente bella, de tinieblas.
Donde
mis esperanzas abortan
mis
caminos terminan
y
no soy capaz de conceder al tiempo
ni
segundos de mi sangre
que
se enfría y se calienta porque sí.
Este
lugar hechizado y hechizador
que
no tiene espacios ni rincones
donde
dormir, mirar sin decir nada.
Estoy
de más en el mecanismo complicado
de
este país hostil
que
me presta la última ternura
justo
al abrirse mi esperanza.
Y
me voy hacia el olvido
porque
no debo quedarme un minuto más
tapándoles
el sol como si nada.
Ana
María Lanzillotto (La Rioja, 1947-Desaparecida, 1976)
Aún espero...
Aún espero...
Que
el silencio me devuelva tu voz,
que
la sombra me entregue
tu
cuerpo,
que
el aire me haga
respirarte,
que
esta muerte demorada
me
dé tu vida.
Que
la lluvia enfríe
mi
cuerpo
para
sentir tu calor
de
nuevo.
Que
la noche te traiga
para
amarme.
Que
mis palabras te enciendan
los
ojos.
Que
mis pensamientos te busquen
donde
estuviste
y
ya no estás.
Que
el tiempo se mude
de
planeta
para
quedarnos los doscientos como antes.
Que
haya una esperanza,
eso
es lo que quiero
en
definitiva decir,
que
quede algo para decirme
que
estás vivo.
Pero
no estás.
Ana
María Ponce (San Luis,
1952-Desaparecida, 1978). Escrito en cautiverio
tierra
y memoria tiro sobre vos
amores
de verano y pasiones provincianas
que
sellan y borran la confusión de la ideología
elementos
frágiles banderas en las manifestaciones
primeros
de mayo en el tenebrismo de Palacios
vísperas
con despierta y canta
la
realidad del día a día con concursos y premios
dónde
han caído las primeras muertes heroicas
tierra
y memoria tiro
sobre
las muchachas que llevaron las banderas
y
hoy hacen meritorio teatro de barrio
mientras
oigo hablar de idealismo
repugnante
palabra patrimonio de la derecha
poetas
de mi juventud
bares
de mi ciudad colectivos de la madrugada
paso
la noche sobre el océano
para
tirar tierra y memoria
sobre
toda esa poesía perdida
Juana
Bignozzi (Buenos Aires, 1937-2015)
Mientras
tanto
Yo
estuve lavando ropa
mientras
mucha gente
desapareció
no
porque sí
se
escondió
sufrió
hubo
golpes
y
ahora
no están
no
porque sí
y
mientras pasaban
sirenas
y disparos, ruido seco
yo
estuve lavando ropa,
acunando,
cantaba,
y
la persiana a oscuras.
Irene
Gruss (Buenos Aires, 1950)
la cebolla
de vidrio ediciones
neuquén,
24 de marzo, 2018
miércoles, 21 de febrero de 2018
Zorzales patagónicos
Es
sabido que en Argentina hay un centro y todo lo demás es periferia.
Y en esa periferia, en ese margen se repite, analógicamente, esta
vez entre capitales de provincias y ciudades y poblaciones menores de
esas jurisdicciones, esta relación donde hay un punto central y lo
demás son orillas.
Gerardo Burton
geburt@gmail.com
Son los últimos días de
diciembre, y el poeta rosarino Jorge Isaías refiere por teléfono un
hecho ocurrido en su ciudad hace poco: un director de teatro va a un
café céntrico de la ciudad dispuesto a sentarse a una mesa con el
diario Página/12 bajo el brazo. De inmediato, varios parroquianos
inician una protesta que crece de sorda a absolutamente sonora: es
una vergüenza, dice Isaías que dijeron, que todavía haya gente que
lee eso; cierto, que reivindiquen a esos ladrones corruptos; no
deberían estar sueltos; no entendieron nada. A medida que el coro
subía de tono, el amigo de mi amigo poeta termina su café y decide
optar por una retirada que, si bien no le eximirá de cierta
vergüenza, le permitirá conservar su dignidad y, sobre todo, su
integridad física.
Pero el llamado telefónico
tiene otros motivos: saludarnos por el fin de año y reconstruir una
solidaridad a la distancia -doce meses de adversidades, una sociedad
que dejó de creer que “la patria es el otro” porque en estos
días la patria es de los otros- y, sobre todo, hablar de su libro
“Calle con paraísos añosos”, editado por Ciudad Gótica y que
recopila sus artículos aparecidos como contratapas en Rosario/12.
Llama la atención el
primer texto de ese volumen, “Zorzales”, que alude a dos poemas
de un libro de Juan Carlos Moisés, un chubutense nacido en Capitán
Sarmiento en 1954 y que también es dibujante y dramaturgo. Se trata
de “El jugador de fútbol”, editado por La carta de Oliver poco
más de dos años atrás. Moisés, en un mensaje por correo
electrónico, dice esta semana que “El jugador .. está escrito con
memoria y con presente, como buscando los puntos de relación o de
contacto, en un ida y vuelta entre la vida cotidiana, familiar, y lo
que observa el ojo como una especie de testigo”.
Casi sin quererlo se ha
establecido un triángulo entre Neuquén, desde donde parte el
llamado a Isaías; Rosario y Salta, donde ahora reside Moisés. Es,
en realidad, Patagonia, el Litoral -o la pampa gringa, como gustéis-
y el Noroeste. La Patagonia por partida doble porque son Capitán
Sarmiento en Chubut, y Neuquén. En un ensayo de 2007, titulado “Arte
en las márgenes: centro y periferia”, Moisés juega con varios
conceptos, con el oficio de escritor -y de artista- y con las
dicotomías que genera el poder al atribuir prestigio y jerarquías
de manera arbitraria, caprichosa o interesada. Y cómo es posible
vaciar ese poder y construir otro, cómo la periferia es el verdadero
centro, según la certera afirmación del poeta de Viedma Raúl
Artola, que también recuerda Moisés.
“Para
los escritores patagónicos el tema puede ser la Patagonia o no. Es
una opción. De una o de otra forma, no va a ser más ni menos que
literatura. No pocos narradores, dramaturgos y poetas, han hecho de
la tierra y de sus habitantes materia de una literatura de valor
testimonial y estético. Acaso sea la poesía, que suele tener
registros más amplios, o menos puntuales, con relación al tema, el
género que ofrece la posibilidad de escribir sin la carga de que se
escribe sobre la Patagonia. Osadamente, también es posible escribir
en contra de la idea de escribir sobre la Patagonia. Es posible
escribir sin pensar que la Patagonia es el tema. A veces no lo es
explícitamente. O también, a veces no se escribe lo que suele
esperarse como literatura patagónica. Los registros conversan entre
sí, con sus parecidos y sus diferencias. Dice Borges en El escritor
argentino y la tradición: “…como si los argentinos sólo
pudiéramos hablar de orillas y estancias y no del universo.”
También
cita a Saer, cuando señalaba que Cervantes eligió, para el Quijote,
La Mancha, “el lugar
más pobre y menos prestigioso que pudo encontrar, en oposición a
los lugares legendarios de que provienen los héroes de caballería.”
Cervantes convierte el margen en centro, la carencia en abundancia y
eso constituye “el desafío del escritor y es el nervio de lo
escrito. La periferia, más que un lugar o un espacio geográfico, es
un territorio que pertenece a la persona. A fuerza de trabajar con
las palabras, a veces es posible percibir que se llega a un centro
posible -aquel de Cervantes-, un centro al que tiende la escritura
cuando adquiere sentido”.
Es
sabido que en Argentina hay un centro y todo lo demás es periferia.
Y en esa periferia, en ese margen se repite, analógicamente, esta
vez entre capitales de provincias y ciudades y poblaciones menores de
esas jurisdicciones, esta relación donde hay un punto central y lo
demás son orillas. Como si no hubiera transcurrido el tiempo desde
el mejor invento de Sarmiento cuando el Facundo lo fascinó y
estableció esa zoncera que muchos hoy parecen suscribir: “el
problema que aqueja al país es la extensión”. En todo caso, ambos
aforismos -civilización o barbarie y el de la extensión- encubren
el deseo de ser factoría, donde la clase dirigente ilustrada puede
circular sin molestas interrupciones, piquetes o manifestaciones y
donde los congresos pueden sesionar sin riesgos de torcer los
proyectos oficiales. Es la nostalgia de un país que no fue, es el
deseo de que la zanja de Alsina hubiera dado resultado y que la
vuelta de Fierro no hubiera ocurrido. Y tampoco la historia
posterior. A esa concepción del país que el poder pretende imponer
se le oponen las sucesivas periferias que se constituyen en otros
tantos centros que no son sólo geográficos: no pudieron, no pueden,
no podrán conservarlos. La respuesta es política porque el arte y
la poesía lo son. Mal que les pese a los entogados.
De
regreso a “Zorzales”: “Son
poemas hondos, dice
Isaías,
sentidos, que dicen de un gran amor que perdura en el tiempo y que
esa historia los traía juntos desde una juventud que parece siempre
cercana por la intensidad misma del amor... Mi amigo es capaz de
escribir cosas como ésta: '¿Son otros o son los mismo de ayer/los
zorzales que cantaron esta mañana/al reparo de los pinos del
jardín?/¿y los que han vuelto al atardecer cuando la luz se perdía
en la noche?/se me hace que son los mismos/por las ramas que han
elegido y la altura/en la que se han posado para hacerse oír”. Esa
cita es el pretexto, el punto de partida que remite a Isaías a su
infancia en Los Quirquinchos, Santa Fe. Entonces, otro punto de
contacto: un pueblo santafesino y otro en el sur, en Chubut.
Zorzales
y Pessoas (fragmento)
¿Son
otros o son los mismos de ayer
los
zorzales que cantaron esta mañana
al
reparo de los pinos del jardín?
¿Y
los que han vuelto al atardecer
cuando
la luz se perdía en la noche?
Se
me hace que son los mismos
por
las ramas que han elegido y la altura
en
la que se han posado para hacerse oír.
Pero
pueden ser otros, que ahora les toca
el
turno de actuar y aprovechan el momento
para
que les prestemos una rápida atención,
aun
cuando repitan los gestos de la especie
y
no puedan zafar del estilo musical.
Fernando
António Nogueira Pessoa,
el
hombre visible, el escritor invisible,
traductor
del inglés, cuya patria fue la lengua
portuguesa,
hubiera podido guiar a los zorzales
en
un sentido similar al de sus heterónimos,
pero
creo que no habría pasado de ser un
experimento
fallido para la poesía, como
también,
peligrosamente para la ornitología.
Por
algo no lo hizo con otras criaturas
que
no fueran sus pares, y los zorzales
llamados
patagónicos,
de patas y pico
de
coloración anaranjada siguen oyéndose
como
zorzales y Pessoa como Pessoa,
y
también como Alberto Caeiro, Ricardo
Reis,
Álvaro de Campos, el otro Pessoa
llamado,
de a ratos, Bernardo Soares,
o
el escritor de diarios Vicente Guedes
que
se diluyó en la imaginación de sí mismo.
…
En
lo que respecta a nosotros, seres de este barrio
del
planeta con fecha de vencimiento, siempre
queremos
contar con la opción de ir más allá
de
la compleja naturalidad que nos fue dada.
Y
no me presten atención si vuelvo a repetir
la
palabra zorzales,
no sólo porque me gusta
la
manera como se articula el sonido en la boca:
zorzales...,
zorzales...,
a estas horas en que la
noche
empieza a llegar y no puedo verlos entre
las
ramas que no por casualidad han elegido y
a
la altura en la que se han posado para hacerse oír.
Me
gustaría saber, ahora, en la oscuridad, mientras
escribo,
si los zorzales cantan porque lo pienso
o
si lo pienso porque cantan, como cantaron
a
todo berrinche con la primera luz de la mañana
en
las ramas altas de los pinos del jardín.
En este poema, los zorzales
patagónicos son heterónimos de los otros, y viceversa; más que
máscaras, son otros y son el mismo y no manifestaciones diferentes.
Explicar los heterónimos es como intentarlo con el dogma de la
santísima Trinidad: son distintos, son el mismo. Pero ¿son
distintos? ¿son el mismo? En el caso de los poemas, Moisés describe
escenas cotidianas, habla de los objetos que utiliza u obstaculizan
su vida, menciona frutos y animales que acompañan la existencia y,
que justamente por esa razón, están en el merodeo de la poesía.
Por ellos llega Moisés a la poesía. O a ellos lo conduce la poesía.
Y no necesita demostrar nada sobre centros o márgenes.
Dice, en el mensaje electrónico
citado, que “El jugador...” está escrito con memoria y con
presente, como buscando los puntos de relación o de contacto, en un
ida y vuelta entre la vida cotidiana, familiar, y lo que observa el
ojo como una especie de testigo”. Menciona el “aliento narrativo”
de los poemas, que exhiben un repertorio de temas recurrente en su
poesía.
Es que la
poesía ocurre en el silencio entre las palabras, en el blanco que
queda en el papel cuando el poema queda dibujado como ideograma. Como
si el poeta hubiese escrito con esa “tinta simpática” de los
juegos infantiles otro poema por debajo o por detrás del que se lee
y que puede entreverse al trasluz, sobre las llamas. Así son las
palabras, y funcionan como un vehículo engañoso. Como un señuelo:
indican una dirección, pero en realidad van por otro lado, conducen
–o son conducidas por- la poesía hacia sendas y destinos no
conocidos.
Entrevista
a Juan Carlos Moisés, por Rolando Revagliatti
https://letralia.com/entrevistas/2016/03/20/juan-carlos-moises-las-artes-en-general-van-mutando-hacia-formas-nuevas-e-impredecibles/
jorge
isaías https://www.youtube.com/watch?v=xwYR8Cw76nc
Bibliografía:
Isaías, Jorge:
Calle con paraísos añosos, Rosario, Ciudad Gótica, 2017.
Moisés, Juan
Carlos: El jugador de fútbol, Buenos Aires, La carta de Oliver, 2015
Moisés, Juan
Carlos: Arte en las márgenes, centro y periferia,
Juan Carlos Moisés
(Sarmiento, Chubut, 1954)
Poeta, dramaturgo,
narrador y artista plástico. Se desempeñó como Profesor de
Literatura y de Teatro en escuelas de nivel medio en su ciudad natal.
En teatro, dirigió obras de su autoría con el grupo Los
Comedidosmediante. La casa vieja (1991), Pintura Viva (1992),
Muñecos, un cuento de locos (1993), El tragaluz (1994) y
Desesperando (1997). Con estas tres últimas representó a Chubut en
las Fiestas Nacionales de Teatro de Mendoza, Tucumán, y Catamarca,
respectivamente. En 1994 El tragaluz se presentó en el Teatro
Nacional Cervantes. Sus obras fueron representadas por grupos
teatrales del país, entre ellos Sobretabla (San Juan), La
contrapartida (Comodoro Rivadavia), Trampolín (Bariloche), Pitanga
en flor (Misiones) y La Hormiga Circular (Río Negro). Sus dibujos
fueron expuestos en exposiciones individuales y grupales en ciudades
del Chubut. También fueron editados en revistas y páginas web. En
poesía publicó, entre otros, Poemas encontrados en un huevo, 1977;
Ese otro buen poema, 1983; Animal teórico, 2004; Palabras en juego,
2006; Museo de varias artes, 2006; Esta boca es nuestra, 2009; El
jugador de fútbol, 2015
Jorge Isaías
Nació en Los
Quirquinchos, Santa Fe, Argentina, en 1946. Vive en Rosario desde
1964, donde se graduó de Licenciado y Profesor Superior en Letras
(Universidad Nacional de Rosario).
En 1971 fundó
junto a Guillermo Colussi y Alejandro Pidello la revista y editorial
La Cachimba.
Sus poemas
fueron traducidos al francés, inglés e italiano y circulan junto a
sus prosas en los manuales de EGB y Polimodal.
Publicó los
libros de poesía: La búsqueda incesante (1970); Poemas a silbo y
navajazo (1973); Oficios de Abdul (1975, 1999); Crónica Gringa (5
ediciones: 2 en 1976, 1983, 1990 y 2000); Cartas australianas (1978,
2004); Poemas de amor (1979, 1986); La memoria más antigua (1982); Y
su memoria olvido (1985) ,Un verso recordado (1988); Violín de
Octubre (1993); Arenas movedizas (1995); El cáliz recobrado (1997);
Nuevos poemas de amor (2000); Lánguidamente su licor (2000); A los
amigos (2000, 2007); Sombra de fresnos (2001); El pan en llamas
(2001, antología); La persistencia del canto (1996, antología);
Áspero cielo (2006); Donde supura el aire (2007).
También tiene
varios volúmenes en prosa: Pintando la aldea (1989); El país de la
infancia (1993); La mano sobre el recuerdo (1997); Las siete velas
del clásico (2002); El último penal (2003); Como un caballo salido
del mar (2004); Futboleras (2005); Las más rojas sandías del verano
(2006, 2008).
domingo, 22 de octubre de 2017
Alda Merini, poemas
A quien me pregunta
cuántos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuántas trampas ha quedado
mi pelo.
***
Su esperma bebido por mis labios
era la comunión con la tierra.
Bebía con mi magnífica
exaltación
mirando sus ojos negros
que huían como gacelas.
Y jamás una manta fue más cálida y lejana
y jamás fue más feroz
el placer dentro de la carne.
Nos partíamos en dos
como el timón de una nave
que se abría para un largo viaje.
Teníamos con nosotros los víveres
para muchos años todavía
y besos y esperanzas
y no creíamos más en Dios
porque éramos felices.
***
AHORA QUE VES A DIOS
Si tú callas
más allá del mar
si tú conoces
el ala del Ángel
si tú dejas la madre tierra
que te ha devastado tanto
ahora puedes decir
que está la tierra del pobre
la tierra del poeta
toda ensangrentada por la soledad
y ahora que ves a Dios
reconoces en ti mismo
la flor de su lengua.
***
EL BESO
Qué flor me nace sobre la boca
apenas me miras
y temes ser despedazado.
Inundaciones imprevistas
son tus ojos ardientes
pero la flor no quiere morir
se queda allí sin carne
a esperar la muerte.
Alda Merini, en traducción de Delfina Muschietti. “Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida”. Alda Merini eligió estas palabras para abrir su página web. Nació en Milán en 1931, donde murió en 2009, a causa de un tumor óseo. Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Siempre llevaba un collar de perlas, pero vivía y murió en la indigencia por elección personal.
Se la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX. Con lucidez extrema, Merini narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió casi 20 años en manicomios, de 1961 a 1978) y de la estrechez física y económica. “Me inquieto mucho cuando me atan al espacio”, escribió.
En 1953 publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Empezó a escribir siendo una niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico Cuccia. “Una vez me lo crucé por la calle y le dije: ‘Yo tengo hambre’. Él contestó: ‘Buena señal’. Y tiró derecho”.
“La poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los sueños, los muertos me visitan”, contaba.
Escribió también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Otros de sus libros son Testamento, Vuoto d’amore, Ballate non pagate, Superba è la notte, L’anima innamorata, Corpo d’amore, La carne degli Angeli, Più bella della poesia è stata la mia vita o Clinica dell’abbandono.
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