Tres poemas elegidos al azar de este volumen editado por Ciudad Gótica en Rosario, en abril de 2013. Son textos cargados de lirismo y melancolía, que convocan a la introspección, a la meditación. Isaías demuestra que la contemplación no es patrimonio exclusivo de monjes o practicantes del budismo zen. Al final, una crítica de Ana Bugiolacchio.
XXII
En el ocaso
fue la sangre
del sol
entre las altas
llamaradas
de los pinos.
o el cobre
de los fresnos
en la quietud
de un abril
lejano
que abrió
como una llave
aquella luz
para siempre
recordada.
Traducir
jueves, 25 de julio de 2013
sábado, 20 de julio de 2013
Alda Merini: Poemas
Su esperma bebido por mis labios
era la comunión con la tierra.
Bebía con mi magnífica
exaltación
mirando sus ojos negros
que huían como gacelas.
Y jamás una manta fue más
cálida y lejana
y jamás fue más feroz
el placer dentro de la carne.
Nos partíamos en dos
como el timón de una nave
que se abría para un largo
viaje.
Teníamos con nosotros los
víveres
para muchos años todavía
y besos y esperanzas
y no creíamos más en Dios
porque éramos felices.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)